lunes, 4 de diciembre de 2023

Yo llevo esperando la ayuda que me tenían que reactivar desde el dia 20 de noviembre que me dijeron que la activaban ese dia y que era inmediata, tengo que ir a preguntar, comiendo solo hidratos se está mal, no estoy ahorrando para comprarme un planeta y ellos tendrán su burocracia para los trámites pero ya es cuatro de diciembre. :

 


Yo llevo esperando la ayuda que me tenían que reactivar desde el dia 20 de noviembre que me dijeron que la activaban ese dia y que era inmediata, tengo que ir a preguntar, comiendo solo hidratos se está mal, no estoy ahorrando para comprarme un planeta y ellos tendrán su burocracia para los trámites pero ya es cuatro de diciembre. Tengo una vecina que me dijo ayer que desde que se fué su marido está mal con los niños porque no tiene bien puesto el piso, debe ser que el marido se llevó algunas cosas pero no lo se, total que me lo contó depente y sin que estuviéramos hablando para decirme que si me dan una casa que mejor es para ella porque ella tiene hijos. A las casas que estan mal la iglesia y las ong´s les dan electrodomésticos y lo que les haga falta asi que esa gente no tiene un problema tan grande como para quitarme a mi nada. Me pasa también en el supermercado. la gente me quiere quitar lo que yo cojo solo porque es para mí. Ademas de los dos kilos de arroz que tenía ayer tambien me faltaba un kilo de harina con el contaba. El señor que entra en mi casa y abre la caja de la comida por favor que no vuelva.Yo he ayudado a todo el que lea mi blog a ahorrar mucho y a llevar el dinero a depósitos fijos y a letras del tesoro y les he enseñado a defenderse como me defiendo yo, en mis blogs en la primera hoja está escrito que leer el blog y enseñárselo a otros y copiar y pegar las fotografías que salen en él es gratis, no espero que el gobierno o nadie me vaya a pagar algo pero esta situación es ridícula. Ya mas adelante escribiré para cobrar por ellas o no escribo, necesito una vida digna. Lo mio va para largo, para arreglar mi vida me dedicaré a curarme de mucho mal que llevo encima en muchos sectores de mi vida, estado físico y mi ser porque la gente me ofrece cosas, " esto es para tí " y luego me dice " mejor coge lo otro ", entonces esa cosa ya tiene mi nombre en mi y la energía que mi destino manda para mi y ellos se lo cogen, esa es la explicación de lo que ellos piensan, no se porqué lo hacen, y la verdad es que en el supermercado o en las tiendas de muebles, ropa, etc, todos los productos iguales tienen el mismo aspecto y la misma energía pero luego en casas donde viven varias personas dependiendo de quien use un jersey tiene una vida, aspecto y tacto distinto a otros iguales fabricados con otros muchos iguales.A mi no me importa ir a los comedores sociales o a la iglesia para sobrevivir con ayudas de caridad, si me importa porque procuro no caer otro escalón por debajo del umbral de la pobreza, de la falta de derechos mínimos. Estoy aprendiendo lo que puedo, por ejemplo las ayudas sociales que una persona en España pide en su vida estan registradas, lo que es bueno porque así no hay delito de robo de dinero de las ayudas sociales, ni habrá un gobernate que sea acusado de robar porque si hacienda quiere saber en que se gastó el dinero de un año en contreto entonces se encuentra rápido el dato, despues de esta ayuda que que me quitará el frío de enero y febrero espero otra que ya he pedido, la vida es mas dura y se vive más despacio hasta que esas ayudas llegan. Si tengo más problemas pediré ayuda a las instituciones del gobierno como he estado haciendo, no se puede vivir tan mal como vivo yo en este momento.


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viernes, 1 de diciembre de 2023

EL PAÍS Muere a los 93 años Sandra Day O’Connor, la primera jueza del Tribunal Supremo de Estados Unidos Historia de Miguel Jiménez Cabeza • 2 h

 



A mi esta mujer juez me recuerda a Isabel II de Inglaterra.



Muere a los 93 años Sandra Day O’Connor, la primera jueza del Tribunal Supremo de Estados Unidos

Historia de Miguel Jiménez Cabeza  • 2 h


Sandra Day O'Connor, en una imagen de enero de 2003, cuando era jueza del Tribunal Supremo.
Sandra Day O'Connor, en una imagen de enero de 2003, cuando era jueza del Tribunal Supremo.© Harry Cabluck (AP)

La jueza Sandra Day O’Connorla primera jueza del Tribunal Supremo de Estados Unidos, ha muerto este viernes en Phoenix (Arizona) a los 93 años de edad, por complicaciones relacionadas con una demencia avanzada, probablemente Alzheimer, y una enfermedad respiratoria, según ha anunciado el propio Tribunal. O’Connor fue nombrada miembro del Tribunal Supremo por el presidente republicano Ronald Reagan y ocupó su cargo desde 1981 hasta 2006. Aunque de ideología conservadora, se ganó fama de jurista moderada. Votó a favor del derecho al aborto y de los derechos de los homosexuales, pero sobre todo, rompió el techo de cristal que había mantenido a las mujeres fuera del principal órgano judicial de Estados Unidos y de otras posiciones de poder.

Su llegada al Supremo fue todo un hito. Durante su campaña presidencial de 1980, Reagan se comprometió a nombrar a una mujer para el Tribunal Supremo. Cuando el juez Potter Stewart se jubiló en 1981, nominó a O’Connor, señalando que era una “persona para todas las estaciones”. O’Connor había ocupado puestos en el poder ejecutivo, legislativo y judicial. El Senado confirmó unánimemente su nombramiento el 21 de septiembre de 1981, y cuatro días después ocupó su puesto en el Tribunal.

Sandra Day O'Connor, en una comparecencia en el Senado en septiembre de 1981 con motivo de su nombramiento.
Sandra Day O'Connor, en una comparecencia en el Senado en septiembre de 1981 con motivo de su nombramiento.© John Durica (AP)

“A medida que las mujeres alcancen el poder, las barreras caerán. A medida que la sociedad vea lo que las mujeres pueden hacer, a medida que las mujeres vean lo que las mujeres pueden hacer, habrá más mujeres haciendo cosas, y todos estaremos mejor por ello”, dijo Sandra Day O’Connor en un discurso sobre las mujeres en el poder en noviembre de 1990.

De los 115 jueces que ha tenido el Supremo a lo largo de su historia, solo 6 han sido mujeres. Tras O’Connor, la segunda fue la progresista Ruth Bader Ginsburg. Las otras cuatro (Sonia SotomayorElena KaganAmy Coney Barrett y  

Ketanji Brown Jackson) siguen aún en sus cargos, de modo que la representación femenina, aunque minoritaria todavía, es ahora la mayor de la historia.

Durante sus casi 25 años en el Tribunal, la juez O’Connor fue considerada con frecuencia el “voto decisivo”, una etiqueta que a ella no le gustaba, pero que era bastante adecuada, dado que su posición inclinaba la balanza en las votaciones que se resolvían por 5 votos a cuatro. En el tribunal, de ocho miembros, había cuatro magistrados progresistas y otros cuatro conservadores. Fue autora de 676 opiniones en su carrera, 301 de los cuales fueron la sentencia del Tribunal, en los que abordó una amplia gama de cuestiones. “Ser miembro del Tribunal”, dijo una vez, “es un poco como caminar sobre hormigón fresco. Miramos atrás y vemos nuestras huellas en las opiniones que hemos escrito y tienden a endurecerse tras nosotros”.

Sandra Day O'Connor presta juramento como magistrada del Tribunal Supremo de Estados Unidos en presencia de su marido, John O'Connor, ante el presidente del Supremo, Warren Burger, en septiembre de 1981.
Sandra Day O'Connor presta juramento como magistrada del Tribunal Supremo de Estados Unidos en presencia de su marido, John O'Connor, ante el presidente del Supremo, Warren Burger, en septiembre de 1981.© Handout . (Reuters)

Sandra Day O’Connor nació el 26 de marzo de 1930 en El Paso (Texas), pero pasó sus primeros años en Lazy B, un rancho ganadero entre la frontera sur de Arizona y Nuevo México, sin electricidad ni saneamientos. A los seis años, Sandra se fue a vivir con su abuela materna a El Paso para escolarizarse, aunque le encantaba volver al rancho donde cabalgaba con los vaqueros, marcaba el ganado y disparaba con su rifle.

Entró en la Universidad de Stanford en 1946, con solo 16 años. Primero se licenció como economista en 1950, pero luego se matriculó también en Derecho en Stanford. Entre sus compañeros de promoción (todos hombre salvo cinco mujeres) estaba William H. Rehnquist, con quien coincidiría en el Supremo. Aunque se tituló entre las primeras de su promoción en 1952, ningún bufete de California quiso contratarla como abogada por ser mujer, algo corriente entre las abogadas de su generación. La única oferta de trabajo que recibió fue la de secretaria jurídica en un bufete de Los Ángeles.

O’Connor acabó poniéndose en contacto con el fiscal del condado de San Mateo, California, en su búsqueda de empleo. “Le escribí una larga carta”, contó O’Connor, “explicándole todas las razones por las que creía que podía hacer cosas que le serían útiles en la oficina”. Se ofreció a trabajar gratis si era necesario. A raíz de su carta, le ofrecieron un puesto como ayudante del fiscal del condado, según recuerda el Supremo en una exposición que le ha dedicado.

Mientras su marido estaba destinado en Fráncfort (Alemania) en 1954 con el Cuerpo de Abogados Generales del Ejército, ella trabajó como abogada civil en el Cuerpo de Intendencia del Ejército de Estados Unidos. El matrimonio regresó a Estados Unidos en 1957 y se estableció en Phoenix (Arizona), donde se colegió como abogada y abrió un bufete de abogados. Los tres hijos de los O’Connor, Scott, Brian y Jay, nacieron en los seis años siguientes. Con el nacimiento de su segundo hijo, dejó el ejercicio de la abogacía para concentrarse en su familia, aunque se implicó mucho en la política local con el Partido Republicano y en el servicio a la comunidad.

En 1965, O’Connor volvió a trabajar como ayudante del fiscal general del estado. Siguió activa en política y en 1969, al quedar vacante un escaño en el Senado del Estado de Arizona, fue elegida para ocuparlo. Fue reelegida dos veces y en 1972, se convirtió en la primera mujer del país en ocupar el cargo de líder de la mayoría en un parlamento estatal. Como legisladora, O’Connor trabajó para cambiar varias leyes de Arizona que discriminaban a las mujeres, incluida una ley de 1913 que prohibía a las mujeres trabajar más de ocho horas al día, y que se había utilizado para impedir que las mujeres buscaran y conservaran un empleo. Además, O’Connor impulsó leyes que otorgaban a las mujeres la misma responsabilidad en la gestión de los bienes comunes con sus cónyuges.

En 1975, se presentó con éxito como candidata a juez de primera instancia del Tribunal Superior del condado de Maricopa, cargo que ocupó hasta 1979, cuando el gobernador Bruce Babbitt la nombró miembro del Tribunal de Apelaciones de Arizona. Poco después llegaría su nominación para el Supremo.


El cónclave de 2005 comenzó el 18 de abril de 2005 y terminó al día siguiente. Los miembros del Colegio Cardenalicio de la Iglesia católica eligieron al sucesor del fallecido papa Juan Pablo II.

Resultó elegido el cardenal Joseph Ratzinger, de 78 años, desde entonces conocido como Benedicto XVI.

https://es.wikipedia.org/wiki/C%C3%B3nclave_de_2005


Pese ata del Blog que el puesto de magistrada del Supremo es vitalicio, la jueza O’Connor anunció su retirada del Tribunal Supremo en julio de 2005. Inicialmente, el presidente George W. Bush nominó a John Roberts para sustituirla. Sin embargo, al morir en septiembre de 2005 el presidente del Tribunal Supremo, William Rehnquist, que sufría cáncer de tiroides, Bush decidió nominar a Roberts para esa vacante y preside desde entonces el Tribunal. Luego, en octubre, Bush propuso a la abogada Harriet Miers para sustituir a O’Connor, pero esta decidió retirar su candidatura. Finalmente, en noviembre, Bush nomina al juez conservador Samuel Alito para cubrir la vacante de O’Connor, cuya renuncia se hizo efectiva al ser ratificado Alito por el Senado, en lo que supuso un claro giro a la derecha del Tribunal.

Tras su jubilación del Tribunal el 31 de enero de 2006, la jueza O’Connor continuó activa como defensora de la independencia judicial y del Estado de Derecho en todo el mundo. En reconocimiento a los logros de su vida, el 12 de agosto de 2009 el presidente Barack Obama le concedió la Medalla Presidencial de la Libertad, el más alto honor civil de la nación.

El entonces presidente de Estados Unidos, Barack Obama, impone la Medalla de la Libertad a Sandra Day O'Connor, en agosto de 2009 en la Casa Blanca.
El entonces presidente de Estados Unidos, Barack Obama, impone la Medalla de la Libertad a Sandra Day O'Connor, en agosto de 2009 en la Casa Blanca.© J. Scott Applewhite (AP)

El presidente del Tribunal Supremo, John Roberts, ha dicho a través de un comunicado: “Hija del suroeste de Estados Unidos, Sandra Day O’Connor abrió un camino histórico como primera mujer juez de nuestro país. Afrontó ese reto con una determinación impertérrita, una capacidad indiscutible y una franqueza cautivadora. En el Tribunal Supremo lamentamos la pérdida de una querida colega, una feroz defensora independiente del Estado de Derecho y una elocuente defensora de la educación cívica. Y celebramos su legado perdurable como verdadera servidora pública y patriota”.

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